Alfa, Beta y Benchmarks

Los conceptos de Benchmark, Alfa y Beta son ampliamente utilizados en finanzas. Para entender Alfa debemos primero entender Beta, y para entender Beta, debemos entender lo que es un benchmark.

A la hora de invertir solemos buscar aquellos activos que nos den el mayor rendimiento. No hay nada malo en ello, sin embargo, deberíamos tener claro de donde proviene ese rendimiento o cómo se explica. Un concepto básico es el de riesgo o volatilidad y en general, a mayor riesgo se espera un mayor rendimiento (aunque no está garantizado que se obtenga).

Para empezar, imaginemos que nuestro portafolio de inversiones ha tenido un rendimiento de 8% en el último año. ¿es esto un rendimiento bueno, malo o sólo aceptable? Y ¿qué tal si hemos tenido un rendimiento negativo, por ej., -4%? En principio no podemos hacer un juicio de valor de ese rendimiento. Lo que necesitamos es una medida de referencia con la cual comparar, un benchmark.

Para simplificar, pensemos que solo invertimos en acciones (ver nota al final). ¿Cuál es la forma mas fácil de invertir en acciones, sin tener que decidir en qué compañías invertir? Pues simplemente invertimos en todas, es decir, “compramos todo el mercado”. Esto obviamente no es practico, pero para ello contamos con fondos de inversión, y en particular ETFs, que hacen precisamente esto. El ETF más antiguo es el SPY que replica el índice S&P500. Este índice es considerado el indicador de la economía americana y es el bencharmk más utilizado. Al invertir en él, obtenemos el rendimiento que el mercado nos dé, ni mas ni menos. El punto clave a tener en cuenta es que no se requiere ningún esfuerzo para obtener ese rendimiento, simplemente invertimos en el ETF indexado. Cualquier otra alternativa requerirá que realicemos algún tipo de investigación y, sobre todo, un esfuerzo de adivinación.

Entonces, volviendo al ejemplo, ¿es un 8% un buen rendimiento? Eso dependerá del rendimiento del benchmark en el mismo periodo. Si ha sido de menos de 8%, entonces se dice que hemos derrotado al mercado y este es el objetivo principal de todos los inversores. Cabe mencionar que no es una tarea fácil. También podemos derrotar al mercado si hemos obtenido un rendimiento negativo, siempre que el benchmark haya obtenido un rendimiento aún más negativo.

Pues bien, ya tenemos una referencia contra la cual comparar. ¿Qué es el Beta entonces? Técnicamente, Beta es una medida matemática precisa que nos indica que tan volátil es nuestra inversión con respecto al benchmark. Quien esté interesado en ver la formula exacta, puede acceder a este link.

Por definición, se asigna un Beta = 1 al benchmark, en nuestro caso, el índice S&P500. Si nuestro activo, o portafolio de activos, tiene un Beta de 1.2, significa que nuestra inversión es 20% más volátil que el mercado (o benchmark). ¿Y de qué nos sirve esto? Como ya hemos mencionado, a mayor riesgo o volatilidad, mayor rendimiento se espera de nuestra inversión. En otras palabras, si nuestro Beta es 1.2, nuestros activos deberían darnos un 20% más de rendimiento. Si el benchmark se incrementa un 10% en un período dado, nuestros activos deberían incrementarse, en promedio, un 12% en el mismo período.

Lo mismo ocurre si Beta es menor a 1, por ej. 0.7. En este caso se dice que nuestros activos son 30% menos volátiles que el benchamark y a cambio obtendremos un menor rendimiento.

Como ejemplo real, podemos verificar cual es el Beta de la compañía Apple. Si buscamos el símbolo AAPL en Yahoo Finance, obtenemos que su beta es 1.30:

Entonces, derrotar al benchmark es una tarea trivial, simplemente elegimos activos con un Beta superior a 1. Pues no. La idea es obtener un rendimiento superior, pero con igual o menor volatilidad.

En nuestro ejemplo, luego de que el benchmark ha dado un rendimiento de 10%, si nuestro Beta es 1.2, nuestro rendimiento tiene que ser superior a 12%. Cualquier valor por debajo de ese número, nos dice que hemos sido superados por el benchmark. Esto es así, porque una mejor alternativa hubiera sido utilizar algún instrumento financiero basado en el benchmark, pero con un apalancamiento del 20%. Esto, en principio, no requiere ningún esfuerzo. En futuras entradas veremos ejemplos de este tipo de instrumentos.

Análogamente, si el mercado ha tenido un rendimiento negativo de, por ej., -10%, derrotaremos al benchmark si nuestro rendimiento esta por encima del -12%. En otras palabras, si nuestras perdidas son de -11%, habremos derrotado al mercado aun cuando éste haya registrado una perdida inferior, simplemente porque se esperaba que nuestros activos tuvieran un rendimiento de -12%.

Ahora bien, cualquier rendimiento por encima o por debajo del rendimiento esperado (teniendo en cuenta el Beta) se lo conoce como Alfa. En nuestro ejemplo, si el benchmark ha mostrado un rendimiento de 10%, nuestro Beta es 1.2 y hemos obtenido un rendimiento de 15%, nuestro Alfa es de 3% (=15%-12%). Si hubiéramos obtenido un 11%, tendríamos un Alfa negativo de -1%.

Para quienes gustan de las matemáticas, la Teoría Moderna del Portafolio, introducida en 1952 por el economista Harry Markowitz (que luego obtuvo el premio Nobel), relaciona estos conceptos en las siguientes fórmulas:

Rp = Rf + β*(Rm-Rf)

Alfa = Rp – Rf – β*(Rm-Rf)

En donde:

Rp = Rendimiento esperado de nuestro portafolio

Rf = Rendimiento libre de riesgo en el periodo considerado

Rm = Rendimiento del mercado

β = Valor Beta de nuestro portafolio

Sin estresarnos demasiado con las matemáticas, lo que estas ecuaciones nos dicen, es lo que ya hemos visto más arriba: El alfa es el rendimiento extra por encima (o debajo) del rendimiento esperado de nuestro portafolio una vez que consideramos el Beta.

El Alfa es la medida que se suele utilizar a la hora de evaluar el desempeño de los gestores de fondos de inversión y, por que no, de cualquier inversor. Sin embargo, el Alfa observado en la práctica suele ser cero o negativo, pero esa es otra historia que dejaremos para más adelante.

Nota: El benchmark a elegir debería ser acorde a la composición de nuestro portafolio. Si solo invertimos en empresas americanas, el S&P500 suele ser la referencia adecuada. Sin embargo, si nuestro portafolio se compone de 60% acciones y 40% bonos americanos, entonces el benchmark debería ser un índice o portafolio de referencia con esa misma composición, por ej. 60% en SPY y 40% en BND (mercado total de bonos). Si incluimos activos fuera de Estados Unidos, deberíamos considerar también índices globales.

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